Pacto por méxico; retomar la mesa sin aspavientos
Juan Martínez Veloz.
El arranque sexenal de los partidos políticos de “buena onda” al firmar el Pacto por México casi después de que tomó posesión el presidente de la república Enrique Peña Nieto (EPN) se encuentra en un “impasse”.
La dificultad de nombrar al consejero del IFE faltante; la inexistente disposición del Congreso de la Unión para realizar un periodo extraordinario de sesiones (cómo si no hubiera trabajo legislativo que realizar) y la presentación pública de los anteproyectos iniciativas de reformas, político-electoral y energética por parte del PAN y PRD son muestras de ello.
Algo no está bien para dar certeza a los ciudadanos que se marcha por el sendero correcto y tomar las decisiones en el Congreso que los mexicanos necesitamos.
Los problemas que están complicando avanzar en la agenda legislativa son los siguientes:
1.- El “malestar” poselectoral motivado por las elecciones del 7 de julio.
Las oposiciones quieren que se castigue los delitos electorales que se cometieron durante los procesos electorales locales.
En eso estamos de acuerdo, simplemente que las competencias para ello son de los ministerios públicos y procuradurías de los estados (fueron elecciones locales).
Habrá que analizar y valorar las prueban presentadas ya que el derecho penal es de estricto derecho (exacta aplicación de la ley).
Las procuradurías estaduales deben rendir informes respectivos sobre las averiguaciones previas y consignaciones, en su caso realizadas.
El PRI dio muestras de madurez al no impugnar la elección de gobernador de Baja California.
2.- Otro hecho que está complicando avanzar en el desahogo de la agenda en el Congreso y el cumplimiento del Pacto por México son las divisiones que existentes al interior de los partidos políticos sobre el tema, combinadas con las disputas de las fracciones partidistas por conseguir el poder.
El PAN vive hoy una lucha interna entre corderistas (simpatizantes del senador Ernesto Cordero) y maderistas (partidarios del presidente nacional del PAN Gustavo Madero) que tiene que ver con la renovación de su comité nacional próximamente.
El partido azul tendrá que resolver primero sus diferencias internas (en el pasado lo hacían muy bien) para poder entrar de lleno a una negociación política exitosa con el PRI y el presidente EPN.
Las izquierdas también viven un proceso de dispersión.
La decisión del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de formar su partido político (Morena), diferente a los partidos del Frente Progresista (PRD, PT, Convergencia) es una muestra.
Igualmente el ex Jefe de Gobierno en el D.F. Marcelo Ebrard Casaubon acaba de formar su corriente política al interior del PRD (Movimiento Progresista) para apuntalarse en su proyecto de ser el próximo candidato presidencial de las izquierdas en 2018, ya sin el tutelaje político de AMLO.
Están también los “Chuchos” (Nueva Izquierda) que seguramente no se van a querer ir de la dirigencia nacional del PRD a renovarse próximamente y; el actual Jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, quien probablemente también ya se le despertaron ambiciones políticas (presidenciales).
3.- Creemos que el Pacto por México debe seguir; se deben cumplir los compromisos firmados; se necesita también agregar nuevos temas de grupos de la sociedad como los municipios, los indígenas, los consumidores, entre otros.
El Congreso debe abrir foros de debate sobre esos temas para que la sociedad pueda hacer planteamientos y sean retomados por los órganos legislativos en iniciativas de ley.
En el pasado en materia electoral era muy común que se hicieran estos foros, tanto en el Instituto Federal Electoral (1994-1996) y en la Secretaría de Gobernación y en el propio Congreso (2000-2003).
En temas que sean decisiones políticas fundamentales se debe necesariamente consultar al pueblo mediante una de las figuras de democracia directa que ya contempla la Constitución (No en las económicas como impuestos, reforma de PEMEX o privatización del Metrobus en el DF).
No debe descartarse la posibilidad de realizar una reforma constitucional (una 3ª. versión de la Constitución de 1857; reformada en 1917) de gran calado que le dé orden y estética jurídica a toda la normatividad vigente en la Constitución para adecuarla a los tratados y declaraciones internacionales y organizar sus Títulos, Capítulos, Secciones y 136 artículos adecuadamente. |